
Hace 390 millones de años los océanos no debían ser un sitio seguro, teniendo en cuenta el enorme tamaño de los restos del escorpión marino que acaban de encontrar en Alemania. Se trata de una garra de 45 centímetros, que ha permitido estimar la longitud total del depredador prehistórico en dos metros y medio, es decir, el tamaño de un delfín actual. “Este es un descubrimiento asombroso”, asegura en la revista Biology Letters el geólogo Simon Braddy, responsable del hallazgo. “Desde hace tiempo sabíamos que el registro fósil escondía monstruosos milpiés, escorpiones descomunales, colosales cucarachas y libélulas gigantes, pero nunca imaginamos cómo de grandes serían algunos de esos bichos”, añade. El Jaekelopterus rhenaniae, como ha sido bautizado este escorpión, pertenece a la familia de los euriptéridos (Eurypterida) o gigantostráceos, ancestros acuáticos de los escorpiones y, posiblemente, también de los arácnidos. Algunos geólogos creen que estos artrópodos gigantes evolucionaron debido a los altos niveles de oxígeno en la atmósfera del pasado. Otras teorías apuntan a que fue una cuestión de supervivencia y competición con otros vertebrados, entre ellos enormes peces “blindados” y armados con mandíbulas y dientes, con quienes convivían en los océanos prehistóricos.
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