BUITRES

Pese a los beneficios ecológicos que desde siempre se les ha reconocido a los carroñeros alados –se dice de ellos que son las patrullas sanitarias de la naturaleza–, el declive de sus poblaciones hace unos decenios parecía demostrar que su tiempo de gloria había pasado. La estabulación del ganado, la escasez de ungulados silvestres y el veneno amenazaban con extinguir rápidamente a estas aves de vuelo fácil y soberbio. Por fortuna las tornas han cambiado y hoy las cuatro especies que viven en España siguen congregándose ante la carroña para comer como buitres. Ésta es la crónica de una de las familias más admiradas y estudiadas de nuestra fauna. Fotografías de Andoni Canela
Cuando a principios de la década de 1970 Félix Rodríguez de la Fuente y sus colaboradores hicieron la enciclopedia Fauna, titularon uno de los apartados dedicados a estas aves con una frase elocuente: El ocaso de los buitres. En él escribieron: «Así los grandes buitres, esos animales que en condiciones normales debieran llegar a vivir casi cien años, mueren de hambre incluso antes de haber alcanzado la edad de reproducirse». No obstante, al final de esa descripción moribunda se hacía referencia a los comederos que empezaban a surgir y que podrían suponer la salvación de estas especies. Una apreciación muy atinada. España es hoy un paraíso para los buitres.Aquí viven todas las rapaces carroñeras que se distribuyen por Europa y Asia. Aunque los expertos no se atreven a dar cifras de censos globales, sí reconocen que nuestro país es una de las mayores reservas del mundo.